El hábito nos hace.
Quirosofía
Acostumbrarse a ser saludable.
El hombre es un animal de costumbres.
La frase es de Charles Dickens, el archiconocido escritor inglés del s. XIX, creador de personajes tan famosos de la literatura universal como Oliver Twist, Scrooge o David Copperfield.
Dickens reitera lo que ya los griegos señalaban como principio de vida:
Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto; es un hábito
(Aristóteles).
Hábitos y costumbres no son lo mismo. Los primeros son de índole individual y las otras de género social. Pero, ambas tienen en común eso, la repetición.
En el ámbito educativo, por ejemplo, qué duda cabe que de la práctica emerge el aprendizaje.
Tengo por hábito ajustarme la espalda dos veces a la semana. De ahí nació mi vocación profesional.
Estoy tan convencido de las bondades de la Quiropráctica, que aspiro se haga costumbre saludable en todos mis pacientes, en todas las personas.
En ti.
Quips
Un buen hábito.
Hay buenos y malos hábitos. Eso, ya lo sabes.
En Equilibrium lo confirmas y experimentas, con total precisión y lucidez:
La necesidad de recuperar y mantener tu salud mediante el ajuste Quiropráctico proviene de la costumbre que tenemos de hacer movimientos indebidos, sentarnos mal o someter a nuestro cuerpo a esfuerzos inapropiados que provocan subluxaciones en nuestra espalda.
Corregir esos malos hábitos es el propósito de la Quiropráctica. Cuando vienes a Equilibrium semanalmente, ganas el hábito de permanecer con buena salud.
De por vida.
Equilibrium Vitae
Otro buen hábito: Registra tus emociones II.
Profundicemos en nuestras emociones.
Lo seguiremos haciendo de la mano de María Álava y su libro, La inutilidad del sufrimiento. [1]
En el boletín previo, te sugerimos una manera de llevar registro de los pensamientos “irracionales” que puedas tener al verte en situaciones que no sean de tu agrado.
Ahora te proponemos llevar a cabo un segundo registro, en el que puedas ver reflejada la relación que hay entre esos pensamientos y tus emociones [2]
Registro 1:
- Día y hora: 30 de febrero de 2024 09:15
- Situación (Dónde estamos, quiénes y qué estamos haciendo):
Preparándonos para salir de casa. Los niños no terminan de vestirse y se retrasan con el desayuno, quieren jugar y ver la tele.
- Respuestas fisiológicas (Qué sentimos a nivel físico):
Desesperación
- Respuestas cognitivas (Qué estamos pensando en esos momentos): ¡Todos los días igual! ¡No puedo más! Voy a llegar tarde. Esto es imposible. No sé qué hacer con ellos, no me hacen caso…
Registro 2:
- Día y hora: 2 de marzode 2024 21:00
- Situación (Dónde estamos, quiénes y qué estamos haciendo):
Cenando los niños. Es hora de irse a la cama, pero se inventan mil disculpas.
- Respuestas fisiológicas (Qué sentimos a nivel físico):
Impotencia
- Respuestas cognitivas (Qué estamos pensando en esos momentos): ¡Son la piel del diablo! Nunca tienen bastante, ¿cuándo serán niños normales?...
Llenar el cuadro te servirá, asimismo, para medir la intensidad de las emociones que anotes.
“Una vez realizado este segundo registro podremos comprobar cómo respondemos. ¿Nos alteramos mucho, y luego nos ‘desinflamos’ como un globo? O ¿seguimos desesperados todo el día? En cualquier caso, este registro siempre resulta de gran ayuda; las personas empiezan a ser conscientes de cómo sus pensamientos se repiten, pero, a pesar de ello, cada día los vuelven a vivir como si fueran ‘nuevos’ y se machacan como si ese momento fuera a ser eterno." [3]
En la medida que vayas registrando, te darás cuenta de algo esencial: del tiempo que transcurre desde que te sientes mal hasta el momento en que tomas conciencia de ello.
Cuánto más corto sea el tiempo entre una y otra cosa, más rápido podrás avanzar. Para lo cual, en el próximo Equilibrium, te explicaremos lo que puedes hacer cuando te sientas bloqueado.
!Ahí nos vemos, de nuevo!