Ser realista (parte 2)
Quirosofía
Tu espalda dice quién eres
La espalda no engaña. Aún más: tu espalda dice quién eres tú, realmente.
En el caso de tu salud corporal, no hay duda. La conexión que tiene la médula espinal con hasta el último de los órganos de tu cuerpo, así lo confirma. Es una conexión física, material palpable.
Pero, también, en lo que a las emociones se refiere, la espalda es nuestro soporte. Dicho de otra manera, dime qué malestar tienes en la espalda y te diré cuál preocupación o estado anímico llevas contigo.
Cuando una emoción en particular te aflige, esta se reflejará en algunas de las zonas de tu espalda.
Así que, restablece regularmente tu equilibrio físico-emocional, viniendo a Equilibrium.
Verás cómo así te conocerás y te sentirás más y mejor, contigo mismo.
Quips
Transforma tu realidad emocional
¿Qué logran loa ajustes Quiroprácticos con tus emociones?
Respuesta: restablecer todo el sistema nervioso.
Es decir, se eliminan interferencias y se librera la tensión acumulada por cualesquiera de las emociones que puedan estar pesando en tu ánimo.
¿Consecuencias?
Piensas con más claridad y te sientes más alerta, porque mejora el funcionamiento nervioso.
Duermes y descansas bien, porque te has regenerado eficazmente.
Molestias en la espalda (zona cervical) y dolores cabeza, aparecen excepcionalmente.
Aumentas tu capacidad de tolerar estrés y para estar bajo presión.
Te ayuda a desconectar cuando quieres o lo necesitas.
Equilibrium Vitae
Piensa en quién eres
“¿Por qué nos resulta tan difícil ser realistas?”[1], se pregunta Álava, en su libro
La Inutilidad del sufrimiento.
Porque nos vemos desde la subjetividad, desde la parte menos racional y más emocional, apunta la autora.
Y más adelante
[2], añade: “Los problemas no se solucionan… dándoles vueltas y vueltas; se solucionan cogiendo distancia, analizándolos con objetividad (y nada favorece tanto la objetividad como el encontrarnos bien, física y anímicamente) y, además, enfocándolos con cierto humor y una actitud positiva, que no tiene por qué estar reñida con una actitud realista.”
Y remata recomendando lo aconsejable que es que nos premiemos a nosotros mismos. Y además, sugiere hacerlo con frecuencia, no de año en año.
Porque, concluye: “lo importante no es animarnos cuando ya hemos conseguido algo… Cuando todo parezca volverse en contra y no encontremos ninguna señal positiva que nos ayude a sonreír y salir de esa crisis, ese será el mejor momento para reforzarnos, para mimarnos y decirnos todo lo que nos queremos.”
Así que, a premiarse. Que recompensarnos es, también, ser realistas con nosotros mismos.