Para lograr tamaña hazaña es necesario suspender voluntariamente la respiración:
“Estando sumergido el diafragma del apneísta se contrae involuntariamente para intentar respirar, lo que hace que le ayude a bombear sangre al cerebro. Por otra parte, la frecuencia cardíaca se reduce hasta los 12 latidos por minuto y la saturación de la sangre disminuye al 50 %” [2]
Para ser un buen buceador, para bucear más profundo y contener la respiración por más tiempo, es necesario conservar y hacer un uso eficiente del oxígeno. Los músculos tensos, que trabajan más duro que los relajados, consumen oxígeno a un ritmo más rápido. Por lo tanto, es lógico que mantener los músculos flexibles y la mente y el cuerpo relajados mejorará la eficiencia del oxígeno.
En el caso de Carlos, una de las disciplinas que ejerce, entre otras más, con la que entrena y aumenta su capacidad respiratoria para su práctica de apnea es, el yoga.
Pero a otros les ha ayudado la quiropráctica.
Es el caso del campeón de Australia, en el 2010. Ese año, el Dr. Michael Cheesman logró una inmersión sin límites, a 106 metros. Es decir, un quiropráctico a quien también le apasiona la apnea. Porque a eso se dedica el Dr. Cheesman en una clínica de la ciudad de Torquay, a la quiropráctica.
¿Qué quiero transmitirte con estas historias de Coste y de Cheesman?
Que si hay algo medular - nunca mejor dicho - en la filosofía de la quiropráctica es, justa y precisamente, la respiración.
Que respires bien y de manera consciente es el sencillo y rotundo consejo que persigue comunicarte este boletín de E-quilibrium. Es lo que te deseo y a lo que te invito en Equilibrium, para que así multipliques en ti y en los tuyos el mayor bienestar posible.
¡La salud depende de ti!