Comenzar de nuevo.
Quirosofía
Re-iniciar.
Dicen que somos animal de costumbres.
La española más Mexicana, como apodaban a Rocío Durcal, cantaba a dúo con Juan Gabriel, una canción en la que sentenciaba, que: La costumbre es más fuerte que el amor…
La primera frase es una constatación. La segunda, da cuenta del amor que se cansa. Ninguna de las dos es propiamente optimista con la humana condición de tener hábitos o costumbres.
Sin embargo,
la vida es imposible sin hábitos o costumbres. Son ellas las que, precisamente, ponen en evidencia el valor de la vida, porque la mantienen.
También nos recuerdan que la vida es circular; está compuesta de ciclos que son necesarios cumplir. Nuestras necesidades básicas a satisfacer, así lo confirman.
Cuando aceptamos que, para tener mayor bienestar, una vida mejor, hay que repetir e insistir una y otra vez, entendemos que cada año que empieza es siempre eso: ¡Nuevo!
Quips
Te apoyo, otra vez.
Estos días se me ha ocurrido hacer ver la importancia que tiene cuidar y ajustar la espalda, con una comparación entre esta y la llegada de un Año Nuevo.
Cada semana que dejamos atrás coloca sobre nuestros hombros vivencias buenas y otras, no tan buenas. Doce meses después, llevamos un año muy muy cargado… sobre nuestra espalda.
A las 12:01 a. m. del primero de enero, hacen entrada al nuevo escenario nuestra imaginación y empeño. Estas hacen arte y parte para volver a empezar con ganas e ilusión; pero sin haber aliviado la espalda…
Al
igual que mantenemos nuestros buenos hábitos de comer, dormir, descansar o hacer ejercicio, exactamente igual,
hay que ajustar la espalda.
La naturaleza de centro de equilibrio y bienestar de nuestro cuerpo, que cumple nuestra espalda, demanda re-iniciarse con regularidad, semanalmente.
El apoyo que le das a tu espalda es equivalente al que te otorgas a ti mismo con los demás hábitos: re-nueva y re-fresca tu salud y bienestar, imprescindibles para a sentirte como nuevo. Una y otra vez.
Por eso, ven a E-quilibrium, que aquí siempre te apoyamos para que estés siempre mejor.
Equilibrium Vitae
Borrón y año nuevo
Lo que de nuevo menos tiene un año nuevo, es esa cantidad de “nuevas” intenciones que año tras año, tú, yo, ella o él, todos, nos proponemos.
Así, por ejemplo, si diciembre es mes de comilonas, en enero compensamos la hinchazón de culpa, con vacíos de estómago – dieta -…
Está bien eso de intentar, una y otra vez: nos distingue y hace mejores personas.
Si te resulta mejor mirar lo mismo de otra forma, también sirve:
evitar los errores
en los que, también, una y otra vez caemos. O, lo que es lo mismo:
no sufrir inútilmente.
Al respecto, te proponemos un ejercicio de análisis que te demostrará cuánto sufrimos en vano. Está resumido del libro,
La inutilidad del sufrimiento
[1]:
- Apunta en una hoja las personas más representativas de tu vida. Hazlo cronológicamente, desde que eran pequeños.
- Al lado señala y clasifica sus rasgos más significativos de carácter: sensible/insensible, sociable/insociable, afectivo/frío, generoso/egoísta, alegre/triste.
- Pon las que se te ocurran, pero señala su nivel de sufrimiento acorde a su forma de entender la vida: sufridor alto (sufre por todo), medio (sufre con facilidad), bajo (sólo en situaciones muy difíciles) y no sufridor.
- Pon ahora el nivel de simpatía/antipatía, afecto/frialdad, que te provocaban.
- Dales una nota, de 0 a 10, según hayan sabido o saben enfocar la vida (0 extremo inferior, 10 para los que han sabido enfocar sus vidas con inteligencia emocional).
- Suma quiénes clasificaron como no sufridoras. Verás que difícilmente superan el 5% de la muestra. Por el contrario, esas mismas personas tendrán las notas más altas en cómo han sabido o saben vivir la vida.
“Nuestra cultura, nuestra educación y, por qué no decirlo, también las distintas religiones, parecen haberse empeñado en ofrecernos una visión negativa de la vida, que nos ha provocado un aprendizaje en gran medida estéril, y nos ha condicionado a pasarnos la vida sufriendo inútilmente.”
¿Solución?
Cree en ti mismo y sé consciente de tus límites. Te los cuento, en Equilibrium 39.
Referencias:
[1] Álava, M. La inutilidad del sufrimiento. Madrid: La Esfera de los Libros; 2010; pp. 179-180.