Echo en falta un verbo para el sustantivo salud.
No hay.
El descanso tiene el suyo o los suyos, descansar o dormir. La comida, también, comer. Vestirse es verbo de los sustantivos vestimenta, ropa, vestido… Todos tienen en común dos cosas; que son acciones y que son acciones que se repiten, que hay que hacer una y otra vez.
Pero, de salud, ¿cuál es su verbo equivalente? ¿Saludar? Eso es la acción del saludo.
La acción es lo que define a un verbo. Así debiera ser igualmente con la salud.
Porque la salud va o viene. Se pierde si no se actúa para conservarla. Es necesario, ¡imprescindible!, mantenerla.
No es insustancial lo que estoy diciendo, al contrario: es algo sustantivo. Estoy hablando de responsabilidad.
Fíjate: uno se duerme; uno se alimenta. La responsabilidad recae en uno mismo. Igual pasa con la salud. Es responsabilidad propia. No del médico, el fármaco o hasta de la cirugía.
Uno se mantiene saludable. Conjugando en gerundio: comiendo bien, durmiendo bien.
Y ajustándose la espalda.
Con lo cual, paso al imperativo que de ti depende llevar a cabo, ¡mantente saludable!
Conjuga en primera persona y renueva la acción: Yo voy al Quiropráctico.
¡En E-quilibrium conjugamos con tu bienestar!
Volver o dar la espalda, como expresión, tiene muy poca suerte en nuestra lengua.
La Real Academia Española (RAE) la asocia con: señal de desprecio; desaire; ignorar a alguien; abandono, huida…
¡Mira que montarle ese
sambenito - palabra que, en la Edad Media, también según la RAE, denominaba a la prenda colocaban encima a los castigados por la Inquisición y que hoy se usa para significar, descrédito – a nuestra leal espalda!
Se entiende. Si no queremos nada de nadie, nos damos media vuelta y, punto.
Pero,
voltear o dar la espalda es la primera y más importante acción que el paciente de Quiropráctica lleva a cabo.
Porque expone en la consulta Quiropráctica sus dolencias, desequilibrios corporales y necesidad de mantener su salud.
Al mismo tiempo, es el primer paso, concreto y necesario para, en manos de tu Quiropráctico, emprender una vida entera de bienestar.
Así que, ¡ven a darnos la espalda, en Equilibrium, y que florezca tu salud!
Volver a empezar.
¿Por qué perder el tiempo asustado por la incertidumbre, si sabemos que la vida está llena de sorpresas?
Has sobrevivido a tiempos inciertos, decepciones, dificultades y dolores. Has salido de ellos y sacado lo mejor de ti, innumerables veces. Eres fuerte y lo serás cada vez más.
Reinicia desde ti mismo, desde lo que puedes hacer tu; sin esperar a que te llueva del cielo.
Te propongo estas afirmaciones, a las que puedes recurrir para empezar a creer en ti mismo.
En medio de cualquier dificultad, siempre hay una oportunidad.
El primer secreto para sentirte bien contigo mismo es no dejarte vencer por la frustración de las dificultades.
No todo sale exactamente como uno lo planifica. De lo no programado surgen, muchas veces, nuevas oportunidades. Hay que pasar por la tristeza, vale. Pero, también hay que aceptar los retos y aprender que, cambiar de camino conduce a otros paisajes prodigiosos.
Me amo a mí mismo.
Respetado y amado. Adiós al diálogo interno negativo: no más autocríticas locas, mirarse en el espejo para sólo buscar fallas.
Aprende a hablar contigo mismo dándote valor, subrayando tus fortalezas, buscando toda la belleza que hay en ti.
Me gusta ser irónico.
¿Qué es lo que realmente te impide reír, hacer que la ironía y el buen humor tomen el campo?
Considera esto: si puedes reírte de algo, también puedes cambiarlo.
La ironía es siempre la otra cara de la moneda, la capacidad de saber ver los acontecimientos, incluso los menos agradables, bajo diferentes formas y en toda su banalidad.
Es saber dar la cara, con una actitud de desafío, crítica y divertida, a los acontecimientos de la vida que, aunque a veces duros y has trágicos, se prestan a mil interpretaciones y significados.
Me encantan los detalles sin perderme todo el paisaje.
Los detalles son matices imperceptibles que hacen que todo sea único en su género.
Aprovecha y aprecia los detalles, fotografíalos en tu mente y guárdalos en tu memoria. Sin olvidar mirar el paisaje completo.
Para sentirte bien contigo mismo no necesitas enfocarte y persistir solo en las cosas pequeñas. Intenta ser objetivo y tener siempre una visión general, que te permitirá comprender a los demás y mejorarte a ti mismo.
Hay una grieta en todo, por ahí entra la luz.
Aprende a mirar las derrotas como un estímulo, no te cierres ante una derrota. Abre tu percepción y deja entrar esa parte positiva que toda situación trae consigo.
Mantén siempre la esperanza que la vida te recompensará.
Hasta la última llave del llavero, para abrir la puerta.
No rendirse nunca.
Cuando todo te parezca imposible o inútil, encuentra la fuerza para seguir adelante.
Pide ayuda, no tengas miedo de hacerlo. Es en la imperfección donde reside la belleza. Pase lo que pase, adelante. No te detengas.
Hoy es un buen día para sonreír.
Todos los días sucede algo que merece tu sonrisa.
Sonreír es bueno para el espíritu y el cuerpo, te hace más alegre y seguro de ti mismo. No desperdicies tus días con caras largas.
Si quiero ser feliz tengo que ser consciente.
El secreto más importante para sentirse bien consigo mismo y ser feliz es la conciencia.
Ser consciente de tus limitaciones y de tu valía es la llave que te abrirá la puerta a la felicidad.
Reconoce tus límites y esfuérzate por superarlos, pero sé siempre consciente de tus puntos fuertes y de todo lo que puedes hacer. Da la vuelta a tus debilidades y haz de ellas tu fortaleza.
Por último, imprímete a fuego lo siguiente:
No cambies nada de lo que descubres dentro de ti, nunca trates de cambiar tu carácter.
Porque siempre hay un lugar dentro de ti donde hallar coraje, fuerza, energía y sabiduría. Un espacio privado, protegido y seguro donde nada ni nadie puede hacerte daño.
¡De ti depende convertirte en el protagonista de tu bienestar!