Hay cambios rápidos, cambios lentos.
Cambios, muchos, que duran poco; y pocos que duran mucho.
La Quiropráctica es todo eso: cambios rápidos y lentos, muchos y pocos. Pero, sobre todo,
la Quiropráctica te cambia para siempre.
En noviembre del año pasado, les conté de Reggie Gold, colega de origen inglés, nacionalizado estadounidense, quien dedicó su vida a difundir las bondades de la Quiropráctica:
“La Quiropráctica funciona el 100% de las veces. No te deshaces de una subluxación sin que haya un incremento en tu bienestar. Siempre funciona.
“Pero es absolutamente imposible prever o predecir cuáles cambios verás u obtendrás. No le preguntes al quiropráctico si tu ciática se irá. La respuesta honesta es: ¿Cómo diablos voy a saberlo? Mi trabajo como quiropráctico consiste en mantener todos tus canales de vida abiertos y la ciática desaparece, ¡gracias a Dios! Pero si eso no sucede, ¿cerramos todos tus canales vitales? Mantenlos abiertos para ti mismo y por todos los tuyos.
“La Quiropráctica existe, no para tratar condiciones sino para realizar un ajuste. ¿Qué es un ajuste? Es ese pequeño empujón que permite que la columna vuelva a su sitio, que libera el sistema nervioso para que pueda controlar las glándulas. Cuando las glándulas están bajo control e interactúan en armonía, la química corporal vuelve a su equilibrio y tu cuerpo recupera su máximo nivel de rendimiento.”
Del texto citado podemos inferir tres cosas, en relación al tema que nos ocupa, los cambios.
Primero: una subluxación es un cambio. Es un cambio en tu espalda y, por extensión, en tu cuerpo. Sucede muy a menudo y a todos; por malas posturas, estrés o movimientos inadecuados. Afecta negativamente y, en la medida que no la corriges, te perjudica más.
Segundo: no siempre sabes los cambios que vendrán. Pero llegan, siempre y cuando hagas lo necesario para cambiar. Y cambias, para bien. No sólo en la Quiropráctica sino con toda la vida.
Tercero: los cambios de larga duración comienzan por cambios inmediatos, de corta duración. En el caso de la Quiropráctica, el bienestar es el gran cambio que ganas, en el largo plazo y para toda tu vida.
Pero
un cambio prolongado sólo es posible si introduces cambios inmediatos y seguidos.
En otras palabras, la Quiropráctica cumplirá siempre su promesa de otorgarte salud y bienestar, de por vida si, por supuesto, te ajustas regularmente la espalda.
Cambios grandes, cambios pequeños.
De corta y de larga duración.
¡Todos buenos!
Cambiar para siempre y para bien, siempre.
Eso es la Quiropráctica.
En tus manos, con el apoyo de las nuestras, está cambiar:
¡Bienvenido a Equilibrium!
Ya les he contado esto también de que la Quiropráctica cambió mi vida.
No exagero. Me gradué primero de Ingeniero, en Atlanta. Pocos días después, comencé a estudiar Quiropráctica, en la misma ciudad.
Lo que sucedió, entre los días posteriores a mi graduación de Ingeniero y el inicio de mi nueva carrera, fue una contracción en mi cuello.
Es decir, tenía y sigo teniendo a un muy buen amigo, Quiropráctico, a quien vi muchas veces ajustando a sus pacientes.
Pero yo no había sido uno de ellos.
Hasta ese día que, tal era la tensión y molestia que sentía en el cuello, que él mismo me ofreció ajustarme.
Acepté. Con no pocas dudas. Cuando hizo click a mi cuello, mi vida dio un vuelco. No exagero.
Al día siguiente fui a Life University y, desde entonces, ejerzo como Quiropráctico. Ya hace más de 20 años de ese vuelco en mi vida.
Todo comenzó por mi cuello. Por mi espalda. Ambos cambiaron, en manos de quien me proporcionó alivio inmediato y, mucho más, me inspiro a dar un cambio radical a mi vida.
Hoy en día sé con certeza, que aquel lejano malestar en mi cuello lo produjo la silenciosa pero profunda tensión generada la “obligación” de tener que ejercer de Ingeniero. No quería eso.
Y cambié.
Pero el cambio comenzó por mi espalda.
No son 6 minutos. Son 6 preguntas. No 6 certezas.
Las certezas nos sitúan donde estamos, las dudas abren nuevos caminos… nos permiten ver más allá, ir más allá.
Cuando te das cuenta de cuánto puede ampliar tu mente una simple pregunta, empiezas a cuestionarlo todo.
Las próximas 6 preguntas, son simples y directas. Pero demandan de ti un profundo análisis de tu ‘yo’. Respóndelas y descubrirás tus verdaderas pasiones, puntos fuertes, valores, deseos y motivaciones.
1. ¿Qué es lo que no me satisface de mi condición actual?
La respuesta puede requerir un razonamiento prolongado o tal vez ya tengas una idea de lo que realmente no te satisface. En cualquier caso, no hay una respuesta correcta.
Enumera todos los aspectos de su vida que pueden estar ralentizando tu crecimiento emocional. Es decir, las causas subyacentes a tu insatisfacción.
Recuerda situaciones que te hacen sentir insatisfecho y qué puedes hacer para cambiar. Hazlo con mente crítica y desapegada, como si los problemas fueran de otro, no tuyos.
Este trabajo de introspección te ayudará a tener muchas otras soluciones que aún no te habías planteado.
2. ¿Cuáles han sido mis mayores éxitos hasta ahora?
A menudo nos centramos en lo que nos falta en la vida: ¿por qué me pasa todo a mí? ¿Por qué siempre me sale todo mal? ¿Por qué el tipo tiene que ganar más que yo? ¿Por qué todos los demás parecen ser más felices y tienen cosas que a mí me faltan?
Dirigirse a uno mismo de manera despectiva significa sembrar la semilla de un malestar inconsciente.
Si te diriges a ti mismo con expresiones de poder como: soy maravilloso, todos me quieren, soy muy bueno en mi trabajo, soy una persona cariñosa, estoy lleno de recursos y habilidades, me siento genial..., te darás cuenta de que, poco a poco, el malestar se elimina para dar paso a un bienestar sin precedentes y un poder sin límites.
Una pregunta que debes hacerte, si quieres aumentar tus posibilidades de ser feliz, es esta: ¿Por qué estoy agradecido hoy? Enumera todos los momentos por los que estás especialmente agradecido y en los que pudiste lograr metas a las que aspirabas particularmente.
3. ¿Cómo podría mejorar mi vida una vez embarcado en el camino del cambio?
El cambio es lo único cierto que anima nuestra existencia.
Con el tiempo crecemos, nuestro cuerpo cambia, vivimos experiencias siempre diferentes. En definitiva, también cambiamos sin movernos y sin querer.
Sin embargo, a menudo sucede que la forma en que pasamos los días o nuestra forma de ver las cosas, no cambia.
El cambio puede dar miedo; requiere el despliegue de múltiples recursos emocionales, cognitivos y físicos que quizás no siempre puedas activar.
Pero, ¿qué te detiene? Si quieres mejorar tu vida, es obvio que tendrás que hacer cambios. Lo que importa es empezar poco a poco. Pregúntate: ¿Qué pequeño cambio puedo hacer hoy?
4. ¿Tengo demasiadas cosas que hacer?
Tu cerebro necesita relajarse y quizás, en cambio, lo sobrecargas pretendiendo hacer cosas que quizás no te competan a ti.
Descárgalo un poco, dando prioridad a todo aquello que da valor a tu vida.
5. ¿Estoy perdiendo el tiempo?
A menudo, cuando alguien está mal o se sumerge obsesivamente en el trabajo o se pasa el día en cama delante de la tele o del móvil, sin hacer nada. El riesgo está en que al llegar al final del día se diga: hoy no he hecho nada. Y sentirse aún peor.
Así que, aunque sea realmente difícil, escarba en tu interior, encuentra tu fuerza de voluntad, trata de eliminar los pensamientos negativos y proponte hacer algo productivo.
Emprender, hacer algo concreto, ayuda a no estancarse en los pensamientos.
6. ¿Qué emociones siento?
A menudo tenemos tantos pensamientos, tantas emociones confusas, que ni siquiera podemos entender lo que nos está pasando.
Encuentra un momento para reflexionar sobre cómo te sientes, nombrando tus emociones.
Pregúntate qué las causa y por qué. Bota afuera todo: sal a correr o a caminar, refúgiate en un amigo, en la lectura, en la música, en lo que sea que te haga sentir mejor…
¡Escribe! Poner en papel las propias emociones, sin límites ni restricciones, es muy liberador.
Recuerda, cada pregunta contiene la semilla del crecimiento.
Las respuestas que te das a ti mismo no son importantes. Lo que importa es que has abierto un poco más tu mente y has encontrado una nueva posibilidad que antes no podías ver.