27, libertad y perdón.
Quirosofía
¡Libre!, de dolor.
Trabajo por la libertad.
La RAE – la Real Academia Española – nos ofrece 12 definiciones
[2] de libertad. No tienen desperdicio:
1. f. Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.
2. f. Estado o condición de quien no es esclavo.
3. f. Estado de quien no está preso.
4. f. Falta de sujeción y subordinación. A los jóvenes los pierde la libertad.
5. f. En los sistemas democráticos, derecho de valor superior que asegura la libre determinación de las personas.
6. f. Prerrogativa, privilegio, licencia. U. m. en pl.
7. f. Condición de las personas no obligadas por su estado al cumplimiento de ciertos deberes.
8. f. Contravención desenfrenada de las leyes y buenas costumbres.
9. f. Licencia u osada familiaridad. Me tomo la libertad de escribir esta carta. Eso es tomarse demasiada libertad. En pl., u. en sent. peyor.
10. f. Exención de etiquetas. En la corte hay más libertad en el trato. En los pueblos se pasea con libertad.
11. f. Desembarazo, franqueza. Para ser tan joven, se presenta con mucha libertad.
12. f. Facilidad, soltura, disposición natural para hacer algo con destreza. Algunos pintores tienen libertad de pincel. Ciertos grabadores tienen libertad de buril.
Una lectura rápida, permite caer en cuenta de dos o tres cosas.
a. Variedad de significados. Una cosa es decir libre determinación de las personas y otra, muy otra, contravención desenfrenada de las leyes y buenas costumbres…
La libertad no parece que signifique una sola o única cosa.
b. Algunos significados son cercanos entre sí. Muy sinónimos. Otros son francamente contrarios. Muy antónimos.
La libertad, por lo visto, es discrecional. Paradójicamente, de libre interpretación.
c. Es un concepto abstracto. De difícil concreción. Esto es lo más complejo de todo.
Ahora voy a lo que quiero concluir acerca de la libertad. Desde la Quiropráctica.
Tengo claro, y estoy seguro que vosotros también, que sin: dinero, comida, salud, educación, vivienda o esparcimiento… No Hay Libertad. Punto.
Probablemente la primera de todas esas necesidades a ser cubierta, sea la de la salud.
Os dije al principio que,
yo trabajo por la libertad: trabajo por tu salud.
Eso es la Quiropráctica, un camino:
Su punto de partida es la ausencia de dolor y su meta, el bienestar. Recorrerlo es tu responsabilidad y libertad.
Y la mía.
Quips
Libertad de movimiento.
El movimiento libre comienza por la espalda.
De acuerdo con Emmi Pikler, la pediatra austro-húngara que dedicó su vida a comprobar que los bebés con total libertad de movimiento, sin intervención del adulto, desarrollan todas sus capacidades motrices a su propio ritmo y armónicamente
[3], desde la espalda.
El primer movimiento libre de un bebé consiste en pasar de la posición boca arriba a boca abajo. A partir de ahí, comienza a reptar, después a gatear; a continuación, se sienta solo, más tarde se levanta con apoyo y, por último, camina.
Sobra decir que, esa primera posición es la natural y las siguientes que incorpora, poco a poco, de manera libre y sin ayuda.
En consecuencia, lo que hacemos al pasar de los años es, desaprender la posición correcta que nuestra espalda tiene originalmente.
Por eso es que, un malestar en la espalda es la pérdida inmediata y dolorosa de la libertad de movimiento.
El ajuste Quiropráctico, la recuperación de la misma.
Equilibrium Vitae
Antídoto para el dolor:
Preguntas Liberadoras.
Hay preguntas que sanan y liberan.
Si estás leyendo este artículo, quizás estés pasando por un momento difícil y pienses que no tienes la fuerza necesaria para afrontar este momento de desesperación.
Tal vez te gustaría que esa sensación incómoda desapareciera mágicamente.
Te gustaría rendirte, desaparecer, ponerte en un escondite secreto, dejar de "pelear" tu batalla para mejorar.
O, por el contrario, te gustaría solucionar todo de inmediato y hacer en un instante todo lo que no has conseguido en toda una vida.
Este no es el camino correcto y lo sabes bien. Porque te arriesgas a derribarte aún más y a desanimarte aún más, a decepcionarte, a entristecerte.
Hay que afrontar el desánimo. Afrontándolo se puede superar. Pero con las herramientas adecuadas.
No lo enfrentas tratando de silenciarlo, de reemplazarlo con otra cosa.
En momentos de desesperación se vuelve difícil, si no imposible, hacer elecciones, tomar decisiones, sentir interés por algo o alguien.
Puedes pensar que te espera un día negro o que vaya a llover o que no te cae bien tu compañero de trabajo. Pero, ¿conseguirás algo quejándote en casa?
Absolutamente, no. De hecho, solo corres el riesgo de empeorar el día.
No importa si el cielo está gris, si hoy tienes más ojeras de lo habitual o si ya no tienes a tu lado a la persona que te hacía feliz.
Es hora de encontrar nuevas ganas, de emprender nuevos proyectos.
Tu vida no cambiará para mejor si te quejas. Porque, si te quejas, envidias a los demás y es un desperdicio de energía mantenerse y mirando la vida de otras personas.
Piensa en algo que te gustaría hacer durante el día: caminar por el parque, ir de compras, llamar a un amigo del que no has tenido noticias desde hace tiempo, leer un libro nuevo, probar un nuevo peinado o corte, inscríbete en esa clase que tanto te importa.
Preguntas sanadoras para superar momentos de desánimo.
La vida es un cambio constante.
Acepta que, a veces, hay que darle espacio a la tristeza. Si ha llegado es porque el alma la ha buscado, la necesitaba. ¿Y con qué propósito?
La respuesta es simple: para volver a sonreír. Es como si, en el fluir de nuestra vida, nos hubiésemos olvidado demasiado de nosotros mismos, de la alegría de nuestras pequeñas conquistas.
Si realmente quieres cambiar algo, necesitas tomarte el tiempo para trabajar en ti mismo, ordenar tus pensamientos, permitir que tus sentimientos afloren y descubrir qué es exactamente lo que te molesta o te hace sentir mal y cómo puedes mejorarlo.
Mientras tanto, puedes comenzar con estas preguntas de antídoto. Te ayudarán a no dar nunca por sentado tus días, a vivir conscientemente.
1. ¿Puedo mejorar mi día?
2. ¿Quejarme mejorará mi día?
3. ¿Estoy realmente seguro de que tengo motivos para sentirme mal?
4. ¿Todos en la vida me defraudaron?
5. ¿Estoy exagerando por algo que realmente no merece tanta atención?
6. ¿Estoy realmente seguro de que no tengo alternativas para mejorar mi estado actual?
7. ¿Estoy tratando de escapar de mis problemas?
8. ¿Estoy yo también aferrándome a mi pasado?
9. ¿Pensar mal de los demás mejora mi vida?
10. ¿Aferrarme a alguien me hará feliz?
Todos podemos tener momentos de desánimo: no estar a la altura de las expectativas, perder a una persona que amas, tener miedo de estar para siempre sin vínculos afectivos. Luego están esos malditos días en los que nos despertamos sin fuerzas ni energía para afrontarlos.
Aunque dolorosas, esas experiencias son el trasfondo del proceso de construcción de nuestra experiencia, de nuestra madurez y sabiduría.
Son momentos en los que experimentamos el límite y nos vemos obligados a aceptar la realidad, a revisar la imagen de nosotros mismos y de nuestra idea de futuro, a cribar las distintas oportunidades y a decidir cuáles correcciones introducir en nuestros proyectos de vida.
Sólo tienes que convencerte de que mereces la felicidad que buscas.
Referencias:
[1]
https://www.amazon.es/Libertad-dolor-Quiropr%C3%A1ctica-divertida-Manga/dp/B09SYRR9HB
[2] https://dle.rae.es/libertad
[3] https://www.creciendoycriando.com/moverse-en-libertad-todo-empieza-por-la-espalda/
[4] Foto de Bruno Scramgnon: https://www.pexels.com/es-es/foto/close-up-de-botellas-de-cerveza-en-madera-315658/