60 segundos hacen un minuto y 60 minutos , una hora. Este sistema de medida del tiempo se basa en la numeración sexagesimal, que tiene sus raíces en la antigua Babilonia.
60 es un número altamente compuesto, tiene muchos divisores: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 10, 12, 15, 20, 30, y 60.
60 es un número considerado auspicioso y simboliza la perfección en la armonía… en China.
La Luna tiene ciclos lunares aproximados de 29.5 días, y dos de estos ciclos suman casi exactamente 60 días.
Típico: “El próximo año, me pongo a dieta”; “Comenzaré a hacer ejercicios”; “buscaré más tiempo para estar con los míos… etc, etc, etc.
Por más común y corriente u original e inédito que sea tu propósito de año nuevo, siempre estará alineado de forma directa o indirecta con tu bienestar.
La Quiropráctica, además de tratamiento físico, suele complementarse con saberes y disciplinas que buscan un bienestar integral; desde la alimentación hasta la emocionalidad, incluyendo, claro está, la propia salud.
Un cuerpo sano y flexible, gracias a la Quiropráctica, oxigena tu mente y te ayuda a diversificar las rutinas.
El resultado salta a la vista: una persona más grata y funcional en tu entorno inmediato, tu hogar o tu trabajo, o en la sociedad.
Cualquiera de ellas funciona con la energía y la buena disposición de todos. la que te otorga la Quiropráctica este Nuevo Año y todos los que vienen por delante.
La columna vertebral es el propósito del cerebro.
¿Cómo es eso?, te preguntarás. Es una metáfora, digamos.
El cerebro es el comando central de tu persona y cuerpo. Eso lo sabes bien.
Pero la columna es el propósito del cerebro, a través de la cual, cumple una de sus misiones principales: estar bien.
Mediante el sistema nervioso que, desde la columna vertebral, irriga hasta el último de tus órganos, el cerebro mantiene el buen funcionamiento de nuestro cuerpo.
En consecuencia, la columna vertebral debe mantenerse correctamente alineada.
Eso es lo que recibes en Equilibrium, con los ajustes Quiroprácticos; tu espalda en armonía con el propósito que aspiramos todos:
¡Tener salud y ser felices!
Aunque pueda parecer lo contrario, no estamos muy acostumbrados a premiarnos.
Vale decir, a autorreforzarnos.
Lo que más sucede con frecuencia es que nos regañamos. Nos culpamos.
¡Nos cuesta un montón felicitarnos!
El asunto es que, cuando reforzamos una conducta, para bien o para mal, ésta tiende a repetirse.
Entonces, ¿cómo autorreforzarse positivamente? ¿Cómo incorporamos esta técnica a nuestra caja de herramientas, para enfrentar un bloqueo emocional?
Para empezar, hemos de admitir que premiarnos no significa (siempre) comprarnos algo. Eso no es lo único que puedes hacer.
Ni es imprescindible.
Apunta María Álava en su libro [1] que, “el mejor refuerzo es el refuerzo social (el reconocimiento nuestro o de las personas que nos rodean)"[2].
Para hacer uso de la técnica del autorrefuerzo, es necesario hacer una combinación de las técnicas antes vistas. Fíjate:
El momento del autorrefuerzo no es otra cosa que hacer algo que te haga sentir bien: repetirte una frase que te guste y te ayude; salir de casa.
En definitiva, animarte con aquello que habitualmente te hace y te sienta bien.
Y hazlo con generosidad. ¡Te lo mereces!
Referencias:
[1] Álava, M. La inutilidad del sufrimiento. Madrid: La Esfera de los Libros; 2010; p.308-332.
[2] Álava, M. La inutilidad del sufrimiento. Madrid: La Esfera de los Libros; 2010; p.237.
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