Gozo y sufrimiento.
Quirosofía
Agonía y éxtasis.
Cuatro años pintando acostado, con la espalda sobre vigas de madera. Cuatro años.
Es histórico: de 1508 a 1512, Miguel Ángel estuvo literalmente echado, con la nariz pegada al techo, completando varios pasajes del Génesis de la Capilla Sixtina, en el Vaticano.
La escena fue imaginada en una famosa película que de pequeño me impresionó y que aún hoy me conmueve,
La agonía y el éxtasis.
Un título tan acertado como descriptivo de la maravilla de aquel genial acto creador de La Creación.
La expresión, agonía y éxtasis, me viene a la medida para destacar una idea central que he aprendido desde mi inicio profesional:
La espalda anuncia con sus molestias y dolores, la oportunidad de volver a sentirse bien.
Esa oportunidad se llama Quiropráctica y el resultado, bienestar.
Quips
El gozo del dolor de espalda.
No es un título masoquista.
Nos consume de tal manera la desagradable sensación que produce el dolor, que sólo nos ocupamos de hacerla desaparecer.
Pero olvidamos su más elemental y obvia condición: que es una señal.
Obvia, porque el dolor es aviso de que algo no anda bien.
Elemental porque, la solución es mucho más básica que la que ofrecen los analgésicos.
Estos, son sólo remedio temporal e implican riesgo de dependencia u otras posibles complicaciones.
En cambio, en nuestro propio cuerpo tenemos un sofisticado sistema de alarma, la espada.
¿Atenderla no debe ser nuestra primera opción?
Eso es justamente lo que ofrece la Quiropráctica.
El ajuste Quiropráctico, no sólo alivia el dolor y recupera la función de la zona de la espalda afectada; también, la de los demás órganos del cuerpo.
La razón de ello es muy simple: la columna vertebral, a través de la red de nervios que parte de ella, presta soporte y apoyo a todas y cada una de las partes de nuestro cuerpo humano.
Del dolor al gozo la distancia que hay se llama Quiropráctica.
Saber eso es un buen aprendizaje.
Te invito a tu propio bienestar, en Equilibrium.
Equilibrium Vitae
Gozar antes que sufrir = Aprender.
¿Es lo mismo
Se sufre, pero se goza que,
Para gozar hay que sufrir?
Piensa unos segundos, antes de responderte…
Renunciemos al intento de dar con la fuente de esas frases. Digamos que provienen de la ¿sabiduría? popular…
Si nos hemos detenido los segundos necesarios para pensar, veremos que el sentimiento espontáneo que nos genera una y otra expresión, es totalmente distinto:
La primera parece más una constatación; que sí, que sufrimos pero que también gozamos.
La otra, en cambio, nos hace cuestionar la palabra sabiduría. Porque, ¡vaya!, ¿es que acaso la condición previa para gozar es sufrir?
“Con frecuencia sustituimos el principio de aprender y disfrutar de cada día, por el de hacer las “tareas” u obligaciones inherentes a cada día.” [1]
Lo estupendo y relevante de la afirmación de Álava es que, no le hace juego al “debate” sobre qué va primero, si sufrir o gozar.
La palabra clave y central que hay considerar es, aprender.
Del sufrimiento o del gozo no puede quedar uno enganchado al sentimiento que aporta uno u otro. De ellos lo que importa es, aprender.
Paradójicamente, el mismo aprendizaje adquirido será el que nos dé satisfacción.
Es decir, ¡gozo!
El médico y escritor español, Gregorio Marañón, resumió todo esto de manera impecable:
Vivir no es sólo existir, sino existir y crear, saber gozar y sufrir y no dormir sin soñar.
Referencias:
[1] Álava, M. La inutilidad del sufrimiento. Madrid: La Esfera de los Libros; 2010; p.254.