¡Vienen tiempos mejores!
Quirosofía
Primer relato:
La parábola de la sal.
“El viejo maestro pidió a su joven discípulo, que estaba muy triste, que se llenase la mano de sal, colocase la sal en un vaso de agua y bebiese.
- ¿Cómo sabe?, le preguntó el maestro.
- Fuerte y desagradable, respondió el joven aprendiz.
El maestro sonrió y le pidió que se llenase la mano de sal nuevamente. Después, lo condujo silenciosamente hasta un lindo lago, donde pidió al joven que derramase la sal. El viejo Sabio le ordenó entonces:
- Bebe un poco de esta agua.
Mientras el agua se escurría por la barbilla del joven, el maestro le preguntó:
- ¿Cómo sabe?
- Agradable, contestó el joven.
- ¿Sientes el sabor a sal?, le preguntó el maestro.
- No, le respondió el joven.
El maestro y el discípulo se sentaron y contemplaron el bonito paisaje.
Después de algunos minutos, el Sabio le dijo al joven:
- El dolor existe… Pero, el dolor depende de donde lo colocamos.
Cuando sientas dolor en tu alma, debes aumentar el sentido de todo lo que está a tu alrededor.
Tenemos que dejar de ser del tamaño de un vaso y convertirnos en un lago grande, amplio y sereno.”
[1]
Adoro este relato.
Desde que lo leí por primera vez me pareció una clase magistral de Quiropráctica. Es decir, de filosofía de la Quiropráctica.
No me canso ni me cansaré de repetir: la Quiropráctica no busca sanar el dolor. Mi objetivo, el de la Quiropráctica es: activar, mantener y restablecer tu bienestar.
Ajustar tu espalda es eso. Que te ajustes de manera constante y continua proporciona bienestar completo. Es como comer, ejercitarse y dormir bien.
Puedes comer lo que quieras. Pero eso, a largo plazo, tiene consecuencias, buenas o malas, para tu bienestar. Puedes o no hacer ejercicio, e igualmente tu cuerpo gozará o padecerá los efectos. Puedes dormir más o menos, descansar poco o mucho, y sentirás o resentirás los resultados.
Los efectos posibles de cultivar o no tu bienestar, son muchos y variados. El dolor (o su ausencia) es sólo uno de ellos. Acaso una señal de algo más importante: tu salud entera.
Cuando pones tu esperanza en la Quiropráctica, y haces del ajuste en tu espalda un hábito más de salud, el resultado que esperas, te lo garantizo, lo ganarás. Para toda tu vida.
No podemos ahogarnos en un vaso de agua. Por eso:
La Quiropráctica mira y cuida por el lago, no por el vaso de agua.
Quips
Promo Family Business:
Segundo relato:
¡Un regalo tamaño familiar!
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Equilibrium Vitae
Tercer relato:
Adviento: el que espera, ¿desespera?
Adventus Redemptoris.
Así nos advierte Wikipedia del origen latino de la palabra Adviento. Significa, ‘venida del Redentor’.
“Los fieles cristianos consideran al Adviento como un tiempo de oración y de reflexión caracterizado por la espera vigilante —es decir, tiempo de esperanza y de vigilia—, de arrepentimiento, de perdón y de alegría.”[2]
El Adviento es el primer período del año litúrgico cristiano, un tiempo de preparación espiritual para la celebración del nacimiento de Jesús; es decir, de la Navidad.
“Estamos en diciembre. ¡Qué vértigo! La Navidad a la vuelta de la esquina. Ya toca prepararse. Hace semanas que la gente hace reservas para las cenas de empresa o de amigos. Empiezan a subir, cada vez más rápido, los precios de turrones, carnes y pescados de fiesta. Las calles se adornan, con una mezcla de símbolos florales, luces y algún vestigio religioso –cada vez menos para no herir sensibilidades-. Empieza el baile de fechas: ¿viajaré este día, o este otro? Nos veremos pronto las caras con la familia. Hay que comprar lotería, que este año toca seguro. Y si no, que haya salud. ¿Trapitos de gala para cenas y festejos? Algo caerá.”[3]
Independientemente de si somos o no personas religiosas, en el mundo occidental, la Navidad es una celebración que todos conocemos. Cada año realizamos una serie de actividades como intercambiar regalos, reunirnos en familia, compartir la mesa con cenas típicas de esta época o decorar nuestras casas con árboles llenos de luces de colores y con adornos igualmente tradicionales.
Pero, aquí y ahora, en lo que queremos detenernos es en ese tiempo previo, de espera y preparación a la Navidad. En el Adviento:
“Anhelo, sed, expectación. Eso es lo que nos invade cuando sentimos que se aproxima algo que deseamos de veras. Pues eso es este Adviento. Tiempo para los grandes sueños. Solo los mediocres o los desesperados renuncian a soñar. Pues bien, si nos asalta la rendición, es tiempo de nuevo para alzar la cabeza, mirar a lo lejos, bien fuera, bien dentro.”[4]
¡Es una espera activa!
“No se trata de quedarme plantado en una esquina para ver un extraño advenimiento o fenómenos muy mágicos. Hay una forma de espera un tanto floja y comodona, la de quien se sienta a ser servido, la de quien exige algo para ponerse en marcha, la de quien pide sin dar, la de quien únicamente deja las cosas para más adelante. Pero no creo que mi adviento tenga que ser eso. El reto para mí está en esperar imaginando posibilidades y tratar de convertirlas en realidad. Está en esperar estando ya en marcha, en un camino, buscando, construyendo. Porque si no, ya podemos esperar sentados.”[5]
Así que, en definitiva y de acuerdo con los textos y mensajes previos que hasta aquí hemos compartido contigo, nos preguntamos:
¿Cómo prepararse para esta próxima e inminente Navidad?
Desde la gratitud por lo que uno tiene.
En Equilibrium damos gracias porque te tenemos, porque nos tienes. ¡Feliz Adviento!
REFERENCIAS:
[1] Tomada de: https://aikidoshogun.wordpress.com/2012/04/14/parabola-de-la-sal/
[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Adviento
[3] https://pastoralsj.org/creer/1401-preparativos-de-adviento
[4] https://pastoralsj.org/creer/2752-grandes-esperanzas
[5] http://www.maristasac.org/portal/phocadownload/PJDocumentos/02.%20recuperar%20el%20adviento%20-%202012.pdf